Martellus

Creí

Con lo bello que es imaginar, rogaba que ese chocolate no terminara; que esa noche nunca llegue, que no acontezca. Evitar la realidad es una calma, confirmo que creí que no iba a ver cuando el fin se acercara y empezar de nuevo, compartiendo las mañanas.

Juntando nuestras almas, y no los restos de un cristal que pudo reflejar lo sublime del amor, la buena idea de recoger los frutos; pero sabemos que hasta las más lindas rosas poseen espinas, debíamos entender que todo conlleva un sacrificio; que nada está al alcance de todas las manos que por solo desear pueden tocar, pues dañan aunque quizá no lo quieran.

Hoy vivo con el recuerdo, con la imagen fija hasta las entrañas; creer no es lo malo sino pensar que duraría mucho, que no se perdería y que mantendría su sabor siempre, ahora las cobijas resultan enormes; las horas pasan y pasan.

La inspiración que me generaba, tu cuerpo con el mío, tu cabeza recostada en mi pecho, y tus palabras que ya no son nada; como arena en el desierto, como sal en el océano, como agua en una cascada.

Y creí, es más, sigo creyendo por llevar la contraria, por no quedarse conforme, no pensando en que no habrán más de las dulces luminarias en noches tristes, o sol que nos contemple en nuevas mañanas; la vida no es morir en cada paso pero sí renacer a cada despedida.

El choque de estrellas y planetas dan origen a otros cuerpos, la historia no termina con un desenlace, sino que continúan otros personajes; otros que viven y forman nuevas vidas...

Espero que Vos también creas, las distancias no existen ni importan cuando el destino es la felicidad, aquella que la tuve y la sigo buscando, sin detenerme, sin rendirme; esa felicidad en la que creí, vivo creyendo y creeré.