Tu repudio cubrió con negro velo
mi mundo de ilusiones y de antojos
un frío abrazo fue tu despedida
y agonizó la noche entre nosotros.
Me dolí del desdén de tu mirada
de tu adiós inmutable y presuroso,
¡tanto frío sentí dentro de mí,
que al recordarlo todavía lloro!
Mi loco afán pidió por tu regreso,
languidecí buscando entre tus fotos
tu sonrisa que siempre fue tan mía
y supliqué consuelo a tu abandono.
Con sangre de mis venas te escribí
escupiendo veneno por mis poros
y lloraron las rimas de mis versos
apagando las luces de mis ojos.