Tú querías que volviera el frío,
Celan decía, los poemas,
son un apretón de manos,
un lazo que une y jamas un desafío,
un gesto que dice y no quema.
Te enseñé que mis versos eran lanzas redondas,
Y mi forma de apretarte el corazón,
de morderte el alma, olvidando el rencor,
d’un modo de bordar perlas con la arena
y poner música a todo perdón.
Tú me enseñaste a recoger el instante,
y sembrar momentos que no van a morir,
en tu búsqueda perdí mi camino,
fui huella sin destino, sin saber a dónde ir.
Me extravié y me encontré en el olvido,
te enseñé a ver mares y praderas,
aprendí que el rocío es llanto perdido,
y que el tiempo baldío nada espera.
Soy leño y soy fuego en misteriosas hogueras,
te enseñé que las palabras también esperan ,
que somos alfabetos verdes entre las tierras,
donde el amor y la ira se entrelazan, se tragan.
P.SABAG