No sabía si escribir. Pasó tanto tiempo, tantas cosas, y una parte de mí pensaba que ya no tenía sentido.
Pero supe lo que pasó. Uno de sus grandes miedos. Y no sé, algo se movió adentro. No por drama, no por nostalgia, sino porque sé lo que duele.
A veces la vida da estas vueltas raras en las que el silencio ya no pesa, y escribir no se siente como abrir una herida, sino como agradecer desde la madurez algo que fue importante.
Tener una conversación sana con alguien que marcó tu vida, también es una forma de cuidarse y de recordarse que somos personas y estamos hechas de sentimientos.
Espero que los recuerdos bonitos que tiene con mae lo acompañen siempre, sobre todo cuando la recuerde.