Eres, la prolongación
de todos mis versos,
aire, nuevo y fresco.
Luz escondida que brilla,
despeinada y tímida,
allá a lo lejos.
Lejos... tal vez no tan lejos.
En el centro de lo que ya existía,
ahí, oculta en la magia
de mis sueños donde
por más que miraba,
yo no te veía.
Eres presente, el ahora,
golondrina que vuelve,
rio que retorna,
vergel de claveles y rosas.
Una mañana que nace
bajo el canto primero,
que regala en mis naranjos
verderones y trigueros.
Eres... un suspiro inedito
del cajón rescatado;
corazón que brota
como semilla de lirio
salvaje en el campo.
Y eres, al fin,
este sol que me toca
de un mundo diferente
de un universo santo.