...Fue aquel amigo en la mañana inversosímil,
quien me llevó al hogar de Blanca,
Julio Madrigal era su nombre y lo menciono
porque es importantísimo narrar
y describir ciertos detalles
para llegar a ella. Con su recuerdo blanco...
la divisamos quizá pícaramente. Mi amigo señaló
la voluptuosidad de su contorno,
la perspicacia sensorial de sus senos abultados,
y la honda complacencia
que da el fuego en la cocina a mediodía .
Y todo lo demás es la memoria tras la valla,
la incipiente amistad que comenzó en sus labios,
y permitió conocer su tersa piel en la irisante madrugada.
Hoy en la libertad de mi poesía
cuando escribo y mi poema será solo un juguete abandonado,
una lámpara polvosa que nadie querrá encender
en fin una campana efímera
que no anunciará jamás a nadie de la vida...
con esa suerte para mí propio uso
narro escépticamente la lamentable súplica
del delicado amor,
una tarde bohemia tu corazón quería sorprendeme
llevarme
a los abismos de un suburbio.
Blanquita lloró ahí
y los deseos malograron
esa porción de ti que ahora se ahoga en la saudade.