Déjame verte un momento,
ajeno al tiempo,
que sea eterno.
No más llanto dentro
en silencio.
Veo una luz adelante,
espeluznante
constante,
me adentro en aguas desconocidas
e inclementes,
me llenan de ideas punzantes,
incomodas.
Mi cordura se agota,
mis manos, temblorosas,
mi rostro, exhausto.