30 de Enero, por la tarde, Madrid 1977
Vuelvo porque volver es mi función
Sé que nadie necesita de nuestro amor
y sin embargo
el tiempo de la ceguera está con nosotros.
Hay un lugar del hombre donde la carne vuelve a ser soberana.
Partiré tu cuerpo en dos, única manera.
Aboliré el silencio entre nosotros,
tus gritos, goce y dolor, hablarán del encuentro.
Te poseeré
como se poseen los gestos habituales.
Te haré vivir al lado mío hasta el final,
el entretenimiento,
será definitivo.
Tus perfumes
y nuestros líquidos orgánicos en descomposición
- el olor de la vida-
estarán con nosotros.
¡Oh! Bienaventurada, beso tu boca entre la niebla,
y miro por la ventana una ciudad,
totalmente muerta, encadenada a sus cloacas.
(Del libro Salto Mortal; colección Grupo Cero)