Veneno es,
mas veneno entra
por cada poro, saltea
los recovecos de la piel
creando atajos, olor, ese
que tiene vía directa
al corazón, eso que abre
una puerta a una vivencia,
ese que es contraseña, viaje
en el tiempo, y el vello se eriza,
los ojos se pierden en el abismo
que en la pared denfrente
se abre, como un socavón
repentino, como una salida
cual árnica a un apuro, libertad
ofreciendo escape a un desaliento.
Fernando, tu efigie, santo
sin altar, palio que debajo
de tus pies se te brinda, venerado,
enriquecido en el tiempo, hazaña
que el pueblo pondera, tu torre,
alta, Turris que de tapón sirvió
a la preponderancia mora, campa
nario que tras un rampado a burro
de más de sesenta metros se alza
en majestad, avista hacia Bonanza
el serpenteo de tu río para su muerte,
veneno me es tu gracia, tu rapidez
en el habla, tu velocidad en la guitarra,
tu taconeo incesante, tu excelsa alegría
es mi veneno, y tu antídoto, ignoto.
Ayer, en un vislumbre, anoté
en el sentimiento estos versos, tuyos,
surgidos de tus dedos en un arranque,
en un trasluz a un sueño de esos que,
de cuándo en cuándo, tu mente, perversa,
dibuja como si Murillo viviera, ayer, ahora,
en un vislumbre, en una fiebre cuartana,
tras una cena copiosa, risas de por medio,
pescaíto frito y gazpacho, una guitarra
con cejilla y uña de goma, unas palmas
con sonido a hueco, unos capirotes vistos
al fondo de una puerta, un olor profundo,
a tradición, a acre incienso.
Veneno es, mas veneno enamorado,
soneto que no suena mas que al oído
del creyente, risa que disuelta lejos,
al final de un pasillo, recuerda dichas
antiguas, caducadas, de niño tozudo...
Pues eso, que no llueva.