Carolina Ugas Pazos

EL MISMO DOLORĀ 

                                                           Al Centro Cultural La Estancia

 

No son tan distintos,

nunca lo han sido en verdad,

el mismo dolor

los une, los separa,

los simula, los ilumina,

los masacra, los bendice.

 

Unos juegan a la hermosa labia,

a la triste canción

sin letra fija.

 

Otros limpian el polvo,

las hojas

la putrefacción

la inmundicia.

 

No son muy distintos

son las mismas personas

en otros cuerpos,

los mismos que ayer

fumaban camellos sin filtro

y en las fiestas

del estrato social más alto

sólo bebían “Swing”

o quizás combinados caribeños,

mixturas de rones y frutas,

de hielo picado o agua de coco

y de crustas con sal y limón

cuando no de azúcar y granadina.

 

Son los mismos cuerpos que mañana

te harán otros reclamos,

te dirán otras sandeces

otras bajezas

más propias de su carne perversa

que de su espíritu angélico,

más apropiadas

a sus títulos académicos

que a sus títulos de gente.

 

Ahora su desnivel y su deshonra

con aromas de anís

y flores de azahares

nunca será de azucenas.

 

Una planta noble

será su inoportuna

su esclava, su infinita,

la favorita de los desamparados

la soberana de los sin luces.

 

Entierro las sobras de aquel

que musitó sin plegarias

un rezo triste

de gitana o de sirena,

Melusina agrietada,

sicómoro desgastado,

mácula informe sobre

las tierras de las primíparas.

 

El gozo por el hijo libre

liberado de su culpa agreste

de toda la culpa palpable

y de sus fuerzas rotas.

 

Siento como me dejo perseguir

y me devuelvo sobre mí,

harta de similitudes

sedienta con sed antigua

por el agua profunda

que cae gota a gota

en las tinajas

y un bramido feroz

de bestia herida

que se hunde en la ciénaga,

en el fango

en los arrozales.

 

El sol se traslada

hasta sus esquinas

y ya no queda nada

de sus diferencias.

 

OLLIN

13/02/2015