Como un beso a una flor que ofrece la vida,
A una vida que vive, palpita y espera;
Como el torrente sanguíneo que abre mi herida
En una encrucijada que nunca llega.
Vuelve la vista a la pronta salida
Inequívoca gota nectárea y sutil,
Desde sus adentros escucha dormida
Y tararea, canciones de abril.
Desde una ventanita del cielo,
Observa el encuentro con una mujer,
Y con regio decoro el solo lucero,
Admira aquel beso con sumo placer.
Escucha las notas de una guitarra
Y el viento silva entre malabares,
Como el pétalo desprendido desgarra
Llora y canta libando, néctar en los rosales.
Vive y muere con melancolía,
El ahogo calcinante del pétalo
En su despedida,
Y celebra agónico la triste partida.
Y en la lápida de su defunción,
Brilla la suerte del amor entre dos,
Entre la bella flor y aquel beso,
Que sin suerte algún día le dio…