El éter ambarino circundaba aquellos
Malvados pensamientos, entre los que
Se encontraba mi conciencia
Envuelta en un salitroso halo,
De minúsculos reflejos que ascendían
Por entre el armonioso deseo
De libertad, entre aquel síntoma extraño,
Entre el amor y el odio, que me poseía,
Que arrebataba mi naturaleza,
Arrastrándome hacia un abismo
Impenetrable, donde la esperanza
Sucumbía obsesionada por una
Extraña energía, que paralizaba
La respiración y me envolvía con
Su manto ambarino y su aspecto
De mortaja submarina
¡Pues, antes me había percatado de su infinita seducción ¡