Pide un deseo.
Pediría uno por cada simiente prendida en tu cabello.
La brisa que te besó en el cuello.
La luz de la mañana recostada en tu almohada.
El latido en tu pecho dormido.
Las golondrinas anidando en la ventana, abierta a un mañana.
Dos ancianos conversando entrelazados de la mano.
Bajar al submundo de las tinieblas para impulsarnos al azur y bajar en caída libre.
Contemplar el mar en tempestad, en bruma, en calma... ese mar bajo el sol, ese mar que siempre está.