En unos 50 años...
O poco menos de eso,
ya no estarás tú,
ya no estaré yo...
Ni nadie para recordar que existimos.
No...
Nadie suspirará pensando en los bellos
momentos compartidos.
Y probablemente,
sólo vaya de un lado a otro,
lo que alguna vez fue nuestro.
Un collar, una pulsera, alguna silla
o libros que eran nuestros favoritos.
Quizá, algunos escritos íntimos
que alguien leerá y con los que alguien se identificará...
Y que lo llevarán a sentir lo que sentimos.
Porque todos vamos de paso.
Porque aunque se lea triste, es así.
Por más que queramos ser recordados...
Inevitablemente,
vendrán nuevas primaveras,
veranos, otoños e inviernos
y otros nuevos seres
son los que las disfrutarán.
Sólo tenemos éste micro instante...
Que ya se fue
mientras escribo éstas letras y tú las lees.
Nada nos llevaremos,
quizá, si Dios quiere
conservemos lo que vivimos, no más.
Lo que dimos aquí,
brevemente aquí se queda.
Porque cuando morimos,
sólo por un tiempo se quedan
quienes nos aman, amándonos;
pero ellos también se irán de éste mundo
y con ellos,
el amor que nos tuvieron.
Nada se queda eternamente aquí.
Así que, come, bebé, ríe,
llora, sueña, lucha por tus sueños, enamórate,
des enamórate, caéte, levántate,
camina, corre,
atrévete, grita, calla, salta, siéntate, enférmate, cúrate,
gana y aprende a perder.
Ya habrá suficiente espacio para la muerte.
No te guardes nada para luego.
Gástate la vida que aún tienes.
Es mejor encontrarse en conversaciones donde uno diga:
\"Te acuerdas de...\"
a que tristemente te lamentes diciendo:
\"Y sí hubiera...\"
Más tarde que temprano,
ya no estaremos.
Entiende.
Allá, fuera de esas paredes...
En el horizonte que se ve por la ventana,
hay tanto por vivir.
Ve y disfruta.
Ve y trata, trata de ser feliz.
Diana Janeth Reyes Diaz.
(Diana Reydz)
10/04/25
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