Te pienso en cada sombra del ocaso,
como un susurro suave del ayer,
te busco entre los sueños que no abrazo,
y en cada amanecer que no te ve.
El tiempo va bordando tu recuerdo
en cada espacio tibio de mi piel,
y aunque el destino nos tenga en desacuerdo,
mi amor no tiene fin, ni tiene hiel.
Hay noches que me duelen como espinas,
donde tu voz se pierde en el silencio,
y el alma se me parte en las esquinas
de un mundo sin tus ojos y sin tiempo.
Mas sé que en esta ausencia persistente,
mi amor por ti no mengua ni se enfría,
porque en mi corazón estás presente
como la luna lo está en cada poesía.
Poema original de Shara Guaranda