DanielPerezSoto

COLAPSO

Ya lo hemos visto, pero seguimos haciéndonos ciegos,

tapando el hueco sin poder detener el sangrado.

Las calles están abiertas, botando demonios de todo color;

seguiremos mirando un punto muerto… hasta morir también.

 

Somos libres para hacer lo que queramos, pero ni eso podemos hacer,

configurados con miedos, descargando en manos ágiles pero torpes.

La rabia es grande, pero no tan grandes las ganas de romper la cadena;

el odio ha consumido una cara de muchas, dejando en evidencia algo débil.

 

Siempre quisimos vernos en un puesto que jamás pudimos mantener,

atados a mentiras y besando la boca de todos los ángeles hipócritas.

Es un baño entre la lujuria y el cinismo de ser un producto en cadena,

construyendo muros para luego socorrer al temor de perderse lentamente.

 

Pintando obras muertas, siempre que la piel sucumbe en un espacio muerto.

Las espinas afilan los huesos, que retumban al sentir la vibra más sangrante.

Es hora de disfrazar la oscuridad y hacerla consumible para los consumidores.

Perdona si esto duele, pero solo lo que nos hace iguales es que ambos moriremos.

 

Sangre. Sangre. Sangre. Sangre…

 

Los sistemas dejan de funcionar, y la caída es, cada vez más,

la clave para volver a nacer. No podemos normalizar la herida

eterna, dejando gotas de sangre sin limpiar ni soltar.

El pasado es intocable, y el futuro… ni mirarlo.

 

Toca el maldito presente y rompe tu miedo.

Los perros muerden y ladrarán eternamente,

pero tú sabes que eso nunca aportó algo.

 

El paciente ha muerto de una sobrecarga de pensamientos.

Ha nacido un nuevo ser…