Edwin Acosta Pena

Tu cuerpo arqueado.

Tu cuerpo arqueado

hacia el final del mar,

mi piel en tus orillas 

donde te espero desde siempre, 

ciego de amor y de deseos.

Ven, sumérgeme en el aire 

de tu respiración,

en el calor que hay 

en el centro de tus pechos 

y en tus muelles desechos,

traga mi boca que te besa

y quebraré tus alas con caricias,

más tu corazón abriré como una rosa,

seré entonces el día que nace en ti,

el amanecer donde todo comienza,

el sendero de tu camino

y las persianas de seda blanquecino. 

Las estrellas de tu cielo 

me encierran bajo la custodia 

de tus muslos de cordillera blanca,

y los jadeos en forma de ola

mojan nuestra aurora,

nuestros sueños

y nuestras ropas.

©.