Tu cuerpo arqueado
hacia el final del mar,
mi piel en tus orillas
donde te espero desde siempre,
ciego de amor y de deseos.
Ven, sumérgeme en el aire
de tu respiración,
en el calor que hay
en el centro de tus pechos
y en tus muelles desechos,
traga mi boca que te besa
y quebraré tus alas con caricias,
más tu corazón abriré como una rosa,
seré entonces el día que nace en ti,
el amanecer donde todo comienza,
el sendero de tu camino
y las persianas de seda blanquecino.
Las estrellas de tu cielo
me encierran bajo la custodia
de tus muslos de cordillera blanca,
y los jadeos en forma de ola
mojan nuestra aurora,
nuestros sueños
y nuestras ropas.
©.