me gusta estar sola
cuando la tempestad me tiembla por dentro
y necesito callarla.
ahí estoy conmigo,
y no es tan malo.
ahí puedo escucharme
como si aún no doliera ser yo.
pero a veces la soledad
crece.
se hace grande
como un cuarto vacío lleno de murmullos.
y ya no soy refugio
sino ausencia.
me rodea la gente
pero no me tocan.
hablan,
pero no me escuchan.
estoy,
pero no me ven.
y me pesa el pecho,
y me hundo,
como si la nostalgia fuera un mar
que aprendí a habitar.
la memoria me aprieta,
me recuerda cosas que duelen
pero no se van.
yo quiero sentir calor.
quiero una presencia
cercana
humana
blanda.
no importa si no está al lado,
si está de verdad.
quiero que alguien diga:
“tu existencia no incomoda”.
porque a veces siento
que llego como visita,
me abren la puerta,
me sonríen con cortesía,
y luego la cierran.
y yo me quedo del otro lado
con la sonrisa congelada
como si eso fuera amor.
me enseñaron a ponerme obstáculos.
a quedarme callada.
a irme antes de molestar.
me enseñaron
a sentirme sola
aunque el mundo esté lleno.
quiero pedi
r perdón,
pero también quiero decir
que no fue mi culpa.