Amor mío, hoy es otro día, desperté con lágrimas en los ojos, con pensamientos confusos, mi mente otra vez me quiere engañar, pero tengo nuestro anillo de matrimonio puesto y me paro de nuestra cama aturdido y confundido, pero hoy hare un desayuno como aquellos que me sabias preparar.
Fui a la cocina ese espacio ya limpio se me hacía más familiar pues siempre lo teníamos así para desayunar, almorzar o cenar. Encontré la receta tuya pegaba en la nevera de cómo hacer panqueques, leí las instrucciones y comencé a cocinar, mientras leía y miraba tu letra mis lágrimas cayeron en la masa que preparaba, quizá un poco de sabor le darán, me perdí en pensamientos por unos minutos, pero nuevamente me dije a mi mismo que no me dejaría derrotar.
Terminé el desayuno, no salió tan bien, puse los cubiertos en la mesa, como loco puse el tuyo también, pensé porque lo hice y fue quizá para no sentirme tan solo, llore, llore, llore, Dios mío cuanto dolor en mi pecho, grite con el alma, grite con desesperanza, con desanimo, me arrodille, caí al suelo como niño sin consuelo, pero me levante dije yo puedo, tome y comí el desayuno incluso si este no quería pasar, lo tome como un brindis recordando tus memorias recordando nuestro bello hogar y comí los panqueques recordando tu sonrisa que jamás podre olvidar.