felix rizo
A REYNALDO ARENAS
Amigo mío, es verdad,
verdad que las nubes lloran
y las gaviotas en la tarde
surcan un pedazo de mar
ajeno a nuestra esperanza.
Lo que supimos ayer
nos dejó en un limbo de emociones
que no se pueden distinguir
con la realidad de una vida
sin pautas.
Es verdad, también
que pensábamos con entereza,
que nada terminaría
hoy o mañana,
y que el pasado
era solo un juego
que construye el tiempo
con las páginas de un calendario.
Nos equivocamos,
no supimos la forma de reanudar
los días que se fueron,
nos quedamos cortos
en ese ámbito de posibilidades
que ya dejaron de existir.
Por todo y lo que fuimos,
tú, mi amigo, descansa en paz.
¿Qué importa abril o noviembre,
blanco o escozor,
tú ya puedes pronunciar
la palabra vida
sin perder el sentido de tu realidad divina.
Duerme en ese rincón
que te brindó magia, palabra, verso.
Y sobre todo:
recuerda, que nada escapa
la sombra de nuestro destino:
tanto presente
como ayer,
o los mismos años
de emociones y compasión,
mueren también,
de esa misma forma cuando cesa de soplar
el viento de noviembre.