EL QUETZAL EN VUELO

TE EXTRAÑO DE UNA RARA MANERA

Te extraño, ¡Sí, que te extraño! Hay veces que tengo esa rara sensación de que me llamas, que interrogas la tarde y escudriñas nuestros lugares, pensando que aun estoy en esa banca del parque donde me dejaste ayer. Dueño de todos los pesares y victima de los recuerdos y del olor a noche de tu cuerpo, que se cuela en el poema, aunque trato de sacudirme el pensamiento, sigues ahí, en medio de mi espera.

 Quizá parezca un galimatías, la forma de extrañarte. Eso de extrañar un dolor fuera de tu cuerpo, una palabra fuera de la hoja y por la ventana la luz de la luna recorriendo tu cuerpo, sin que me estremezca, tu piel bañada por esa impertinente luz que me guiaba por la ruta de tus lunares hasta llegar al olor de tu pelo y embriagarme. Creo que ahora soy un abstemio de tus olores, de tu pelo y esos movimientos cadenciosos

Ya no vienen a mis recuerdos, el dulce sabor a fruta madura de tus labios ahora es solo un recuerdo de labios agrietados y los recuerdos como cristal roto. No tienen tiempo sabor ni olor. Recordaba tu pelo como alambre de púas torcidos por la mentira y el alejamiento de un rápido recuerdo que la velocidad extinguiría, cualquier resquicio de felicidad. Es algo como extrañar lo que no se extraña sin tener por qué.

 Caminar por la tarde, con el atardecer en mi espalda y sin tu sombra a mi lado, me daba una sensación de libertad. Algo extraño como un canario parado fuera de su jaula sin saber si volar en busca de nuevos cielos o volver a la comodidad de una vida que había pasado sin dejar rastro de lo que una vez, fue la locura, el festival de emociones, las flores frescas, tratando de imitar tu olor y la belleza de tu cara juvenil.

 Un adiós sin despedida. Me voy por el camino de la noche, cobijado por las sombras, como lo hacía tu pelo. Con el viento fresco en mi cara, como antes eran tus besos buscando perpetuar la felicidad y poniendo señales en el camino del amor, como espinas del corazón que ahora habían desaparecido, NO sé que extraña forma tuviste al irte, pareciera que me dejaste como computadora recién formateada, sin archivos.

 LENNOX

EL QUETZAL EN VUELO