Su cabello es liviana cortina de seda,
sus ojos, dulce agua marina;
su nariz, las branquias de una sirena;
su oreja, refugio de mis susurros;
sus labios, carnoso fruto prohibido;
su cuello, regia columna dórica;
sus hombros, los ángulos de mi lecho;
sus pechos, la almohada donde sueño;
su ombligo, galería hacia la vida;
su sexo,
sus piernas,
sus tobillos,
su sonrisa,
su voz,
su cuerpo, esencia divina.