Por fin, tu rostro ya no es un misterio;
tus ojos, tienen un color y una forma.
Tu piel... Es un claro de luna.
Y es tan cálida
como una tarde veraniega.
No te llamé.
Juro ante el cielo,
que no me dormí,
pensando en verte.
Pues nunca te he visto.
Pero anoche viniste a mí
y aunque fue lo más bonito
que ha tocado mi mente.
Te vi llorar también,
y al verte así, fue como verme a mí.
Y es que, te he esperado tanto.
Que antier me rendí y dije al cielo:
\"Hoy, termina mi sueño,
ya he entendí que nunca lo veré
y decido soltar mi esperanza al viento,
que ha sido el anhelo más soñado y esperado\".
Y no se, quizás ya enloquecí.
Pero desde anoche que te soñé,
tengo una certeza en el alma de que, llegarás...
No ahora, no mañana,
no dentro de una semana.
Simplemente,
sé que vendrás y es inevitable.
No cuando yo quiera.
No cuando tú quieras.
No cuando lo pensemos.
Sólo... Pasará.
Y esa es la fuerza de la certeza
que me habita ahora...
La belleza del amor,
de sus caminos;
de la vida misma.
Te he abrazado en mis sueños.
Y desde ese momento,
llevo impregnada esa sensación de que,
algo en coma dentro de mí,
se despertó,
porque mi alma y mi piel
ya te reconocen sin conocerte.
Y ahora, mientras yo escribo éstas líneas...
Tú estás haciendo tu vida.
Y mientras yo veo ésta hermosa Luna llena,
yo estoy viviendo la mía.
Sólo, escucha,
escucha a mi alma en tu alma.
Para las almas no hay barreras que valgan.
Escúchame...
Escucha como cada respiración y cada latido en éste corazón te dice:
\"Te amo, amor\".
Diana Janeth Reyes Diaz.
(Diana Reydz)
11/04/25
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