Persigo mi sombra más cercana a la libertad
Esta que llevo arrastra una que se me ha hecho extraña, perturbadoramente conocida
Algunas veces viaja sentada
Otras se sujeta de lo que encuentre a su rastro
Es la insatisfacción su objeto más recurrente
Cuántas cosas son levemente más lentas
Cómo uno se acostumbra miserablemente al dolor
Una compasión vertida hacia los demás
Mísera si es propia
Ya sé que no hay peor carcel que la voluntaria
Me reconozco en la mirada de quienes sufren de asfixia
Niños encerrados por no ser acorde a los incendios
Sufre mi corazón si intento masticar estas palabras
Es mi mediocridad la que funge como estaca
Es mi incomprensible comodidad la que busca excusas infantiles
No soy el hombre que aparento, quizás
El fuego de mi antorcha se fue a lo profundo
Donde cada vez hay menos oxígeno para su existencia