Me gusta el amor de antes,
en amalgama con esta era.
El amor de antes,
el de a de veras,
el de ver a los ojos
y olvidar el mundo
por un segundo.
El amor sin filtros,
sin confirmaciones de lectura,
sin fotos para probar que existe.
El amor de cartas y esperas,
de nervios antes de una cita,
de promesas que no se escriben,
pero se cumplen.
No ese amor con fecha de vencimiento,
ni el que se esconde tras un “me gusta”.
No el de estados que duran un día,
sino el que vive en la memoria,
y no se borra con un clic.
Creo en el amor que resiste,
que discute, que se incomoda,
pero se queda.
En el amor que no huye,
aunque el mundo le ofrezca
mil formas de escapar.
Creo en el amor de antes,
que aún puede nacer hoy
si se tiene el coraje
de amar sin prisa
y sin miedo.
Un amor que no busca
a alguien perfecto,
sino a alguien dispuesto
a quedarse cuando todo sea difícil.
Que te mire,
te elija,
todos los días.
Incluso esos días
en los que no te querés
ni a vos mismo.
Gerald Flores