Ya no hay palabras que vos comprendas
Ni gestos afligidos que percibas
No hay miradas penosas que veas
Ni lágrimas tristes que te conmuevan
Aunque el amargo llanto ajeno
Te moje y te envuelva entero
Con ruegos ahogados de rodillas
Vivirás tu propio feliz infierno
De saberte derrotado por dentro
Y en tu camino de vanagloria
Creés poder escribir la historia
Pequeña historia que se olvida
En presencia de nuestra Gran Historia
Tus muertos jamás te darán la Gloria
Y tu premio es el eterno olvido
Galardones que el Pueblo otorga
Agitando el duro escarmiento
Al creerte el único sarmiento
Y por olvidarte de los racimos.
R.E.F. ©