Después de ti,
el silencio aprendió a quedarse.
Las palabras ya no buscan
salir corriendo detrás de un nombre.
Intento recordar tu voz,
pero ya nadie contesta.
Y aunque no lo diga,
aún me pesa tu sombra.
¿Y qué hago con los días
que fueron nuestros?
¿Con el gesto que repito sin querer,
porque era tan tuyo?
Como siempre fue el mío
Te fuiste, sí.
Pero algunas partes tuyas
no aceptaron irse.
Y yo,
aunque me obligue a seguir,
a veces me detengo a pensar:
después de ti,
¿qué queda?
¿Un nuevo comienzo…
o solo otra forma de recordar?.