SEÑORA DE LA GUADAÑA
Ella es certeza pura
Ella es precisa, ella es puntual
Ella es sorda a suplica o plegaria
A ruego o necesidad.
Impasible, contenida, serena
No atiende a plazos nuevos
Mí a urgencias manifiestas.
No se impacienta en la espera
Te esperará; toda tu vida.
Llegará aquel aciago día
De incesante angustia o congoja
O aquel venturoso día
De consuelo, de alivio o de paz.
En las páginas de tu destino
Ese día, escrito está.
Aquella única fecha
De la cita, a la cual no faltarás.
Aunque reniegues de su presencia
O llegue sin avisar
La señora de la guadaña
Tarde o temprano, te visitará.
Justo sería, morir de muerte propia
Sin heredar penas ni dolores.
Sin dejar cuentas pendientes de pagar,
Justo sería, saber el instante exacto
Preparar la maleta, que vamos a llevar.
Y repartir los obsequios, antes de marchar.
Justo sería partir en silencio
Renacer en la memoria de nuestros deudos
Convertidos en estrellas en el cielo
En arrullos en el mar.
Pero, aunque justo no sea
La señora de la guadaña
Al final nos vendrá a buscar.
Martha Patricia-julio-2021