Te tengo en mis ojos...
Luz de luna, sublime y discreta.
Luz de sol, intensa y desmedida.
Luz de corazón, universal y eterna.
La que antes de verme nacer, me mostró el infinito; incierto, sublime y explosivo.
Reencarnada, liberada o perdida, pero viva.
Con mi cuerpo ensangrentado y tierno, despegando del nido al que algún día he de volver.
Por ti, he venido a besar la oscuridad.