Mátame lentamente con un beso. Hiéreme hondamente con tu mirada.
Hazme sentir todo lo que por ti siento y quítame el respiro y el agua clara.
Ya no habrá vida ni nada, después de amarte. Quémame en tus brazos como a la noche el alba.
Estrújame el alma con tus manos, y ponme un sello en la boca para que no diga nada.