FRANCISCO CARRILLO

¡ que suerte¡

Que suerte en vida, me ha tocado

de sentir tales tormentos,

pues solo en vida he demostrado

sentir dolor, cual árbol talado

notar esa dicha, en necios momentos.

 

Que grande el pesar, que aguanta la carne

espanto y temor, de ser maldecido

que estando tan seco.. me brotan racimos

marcando color  que nace en la sangre

de muerto y fiambre, sintiéndome vivo.

 

Saber que de ser, no tengo bastante

que no es suficiente la causa, el motivo

que muero entre sombras de estantes

me doblo y retuerzo, y aún resucito

cediendo mi vida, a males tan grandes.

 

Que el alma perece y renace de nuevo

en noches quebradas de luz y de sombra,

y cambian escritos que estaban en prosa

por ser de la noche, su luz y sus versos

que suerte la mía, de entenderlo ahora.

 

De ver que mi cuerpo, dolor ha sufrido

y son mis lamentos la cura buscada,

que a poco que intento han sido palabras

la dulce pastilla, que ansiaba mi cuerpo

la cura preciada que siempre he querido.

 

Escribo y presiono la pluma que habla

queriendo notar en mi, sus suspiros

y a poco vomita la tinta esperada

haciéndome ver, que el dolor sigue vivo

que siento en poemas su furia y su rabia.

 

Que suerte tener este arte conmigo

y veo que no me abandona su magia,

que apenas que exhalo.. apenas suspiro

con cada latido me nacen palabras...

que suerte poder en poesía.. estar vivo.

 

Saber que el secreto que tantos aguardan

y esperan tener, lo tengo presente

¿ que puedo decir? si esta es mi suerte,

y siento el dolor la dicha y el vicio

de ser escritor, fundiendo palabras.

 

Y nacen en mi, cual hojas en mente

poemas en tallos que van a su ritmo,

pues son en mi alma la dulce simiente

del árbol talado que ha resurgido,

y escribo mis letras en forma de sierpes.

 

¡Que suerte la mía¡ que en tanto dolor

mi alma sosiego y a veces, persigo

la dulce poesía que está en mi interior

y a veces exhalo, y a veces suspiro

y encuentro en las letras mi fiel salvación.

 

Que no soy poeta, ni soy escritor

que el tiempo me dio, la paz que he buscado

y a ratos escribo.. y a ratos rimando

consigo sanar tan cruel desazón

de tantos tormentos que la vida me ha dado.

 

Y pienso y me digo, si este es mi don

porque esconderme, porque ocultarlo

si pongo en mis versos y hoy lo declaro,

que escribo sintiendo con el corazón

¡que suerte la mía¡ por ese regalo.