Que suerte en vida, me ha tocado
de sentir tales tormentos,
pues solo en vida he demostrado
sentir dolor, cual árbol talado
notar esa dicha, en necios momentos.
Que grande el pesar, que aguanta la carne
espanto y temor, de ser maldecido
que estando tan seco.. me brotan racimos
marcando color que nace en la sangre
de muerto y fiambre, sintiéndome vivo.
Saber que de ser, no tengo bastante
que no es suficiente la causa, el motivo
que muero entre sombras de estantes
me doblo y retuerzo, y aún resucito
cediendo mi vida, a males tan grandes.
Que el alma perece y renace de nuevo
en noches quebradas de luz y de sombra,
y cambian escritos que estaban en prosa
por ser de la noche, su luz y sus versos
que suerte la mía, de entenderlo ahora.
De ver que mi cuerpo, dolor ha sufrido
y son mis lamentos la cura buscada,
que a poco que intento han sido palabras
la dulce pastilla, que ansiaba mi cuerpo
la cura preciada que siempre he querido.
Escribo y presiono la pluma que habla
queriendo notar en mi, sus suspiros
y a poco vomita la tinta esperada
haciéndome ver, que el dolor sigue vivo
que siento en poemas su furia y su rabia.
Que suerte tener este arte conmigo
y veo que no me abandona su magia,
que apenas que exhalo.. apenas suspiro
con cada latido me nacen palabras...
que suerte poder en poesía.. estar vivo.
Saber que el secreto que tantos aguardan
y esperan tener, lo tengo presente
¿ que puedo decir? si esta es mi suerte,
y siento el dolor la dicha y el vicio
de ser escritor, fundiendo palabras.
Y nacen en mi, cual hojas en mente
poemas en tallos que van a su ritmo,
pues son en mi alma la dulce simiente
del árbol talado que ha resurgido,
y escribo mis letras en forma de sierpes.
¡Que suerte la mía¡ que en tanto dolor
mi alma sosiego y a veces, persigo
la dulce poesía que está en mi interior
y a veces exhalo, y a veces suspiro
y encuentro en las letras mi fiel salvación.
Que no soy poeta, ni soy escritor
que el tiempo me dio, la paz que he buscado
y a ratos escribo.. y a ratos rimando
consigo sanar tan cruel desazón
de tantos tormentos que la vida me ha dado.
Y pienso y me digo, si este es mi don
porque esconderme, porque ocultarlo
si pongo en mis versos y hoy lo declaro,
que escribo sintiendo con el corazón
¡que suerte la mía¡ por ese regalo.