Leoness

Llueve en el valle

Llueve, hace calor y la tierra empuja,

y la labor permanece ante la esperanzada 

mirada de esta mujer que trabaja, que

labra en el valle del Cauca,

que llora, que sueña, que ama a esta su

futura tumba, la de sus ancestros, la de su amor 

tanto tiempo ausente; temor a violencia.

Mientras, el azul cielo de espesas nubes se cubre,

el aguacero moja su cuerpo, su ropa dibuja 

un deseado contorno,sus caderas, sus senos; 

los surcos de tierra mojada y sus deseos

fluyen, y respira profundo mientras una cascada de agua 

salpica e inunda su profunda devoción a la tierra suya del Cauca

labrando sobre la desigualdad.

Lejos, me mira, me reconoce pero duda. Y corre hacia mí sonriente 

alegre tras la dilatada lejana ausencia.

Un rayo ilumina el valle de las casas bajas y se estrella 

en el bosque de la cordillera andina; A mi gordita

el calor de su cuerpo me tiene tragado, el perfume

añorado me derrite la memoria, el barro en sus manos,

el cítrico aroma a flor de café.

Y ahora, con renovada plata, nuestro amor florecerá entre

los surcos labrados en esta agradecida tierra criolla.

Y, a la luz de la luna nuestro sueño fluye entre recuerdos,

entre besos, entre el roce del  lubricante éxtasis. 

Mañana con mi bella y su ñapanga bailaremos una cumbia

con mi sombrero vueltiao, y un refrescante cholao,

con mucho hielo a congelar nuestra andina subsistencia;

y ahora el Condor pasa.

 

¡Y ella, bien lo sabe, mi amor en igualdad y sin violencia en el Cauca!