Recuerdo aquella mañana
al salir del trabajo,
la noche fue larga,
el cansancio, amargo.
Pero en mis desvelos,
solo ansiaba verte,
tomé el primer bus,
rumbo a tu suerte.
El sol acariciaba
mi rostro cansado,
pero no apagaba
el amor encendido.
Llegué a tu puerta,
un abrazo, un beso...
y entonces tu voz,
fría como un hielo:
\"Hay alguien más...\"
Las palabras cayeron,
como cuchillo
en mi pecho abierto.
Toda la noche trabajé,
toda la noche soñé,
solo para encontrarte
y perderte de un golpe.
Tomé los pedazos,
los trozos del alma,
y sin mirar atrás,
me alejé de tu calma.
No volví a tu casa,
no busqué tu risa,
la herida quedó,
pero la vida... sigue.