Entre sueños de cristal y nieblas, acabo de morir para vivirme, de comer mi hambre y mis penas. Acabo de callar mi última palabra y duermo tres noches con ojeras.
Entre sueños de cristal y nieblas, acabo de afirmar lo imposible y espero cansado que la vida vuelva a darme en el pecho los sentidos, para observar con una sola oreja.
Entre sueños de cristal y nieblas, acabo de llorar un río de lagrimas, a reírme de mi mismo en primavera, a cortar tres flores con el alma y subirme al cielo por tu vereda.