Volaban entre ríos,
las vías del tren cruzaban,
las voces murmuraban,
“Lleguen al oeste de los olvidos”.
Después del puente y la niebla,
donde absolutamente nada queda,
ahí aguarda la redención,
en absurda caución.
Volaban cruzando fronteras,
el miedo latente desplegando,
ensoñaciones siempre efímeras,
mientras sus fuerzas se iban apagando.