Joan Torres

KIEMBRA

lloraba,
y ni los duendes ni los árboles 
sabían por qué;
¿de tristeza, de felicidad, de emociones mezcladas?.
Lo que sí era seguro
es que lo hacía por primera vez
desde hace siglos.
Quizás, 
una de sus lágrimas
contenía
la historia de quien es liberado 
de aquello que había protegido tanto
pero que al fin se rompió