Mis manos bucean tu ser interno,
se extienden devotas sin terminar,
titubean sin saber dónde continuar,
decidieron esculpir el sueño eterno.
Los ojos adoptan precisión animal,
como aguila te centran mis retinas,
parpadeos dan mensaje subliminal,
mientras te miraba, más me perdías.
La nariz eclipsada por esos aromas
se confundía con la loción nocturna;
al sentirme, dejaste de ser taciturna,
el olfato se impregnaba a tus formas.
Los oídos como antenas celestiales
consentían tus palabras esbozadas;
cada una resonaba en bello mensaje
de amor al ir relegando mis males.
Mi boca te besaba con intermitencia,
miedo tenía de agotar ese manantial.
el torrente de tu calor resultó abismal
su agua calmó mi sedienta apetencia.
Mi cuerpo perdía todo su contralor,
todo lo que soy ante ti se postraba.
Lo único que esperé de tanto amor
fue fundirme a tu pasión desbocada.
Vito Angeli