Más aberrante que el propio Satán,
cuál soberbio, el enhiesto semental.
De susto hace gemir, es animal
las mujeres lo aman, es un patán...
su elixir oscuro beberán.
Mientras duerme en funebre recital,
sonrosando a las damas de cristal,
de encanto los rostros de barbaján.
Oprimido por sus turbias acciones,
entra a una iglesia sin remordimiento,
solo rezos, en clavos de pasiones...
Cuál corona y manto en busca de aliento.
Remediar sus amargas decisiones;
será en pan de tardío nacimiento...
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