El que engaña a una mujer
y de eso hace un alarde,
no debe llamarse astuto
pero si un vulgar cobarde.
Engañar a una mujer
no puede ser una hazaña,
porque eso lo hacen hombres
ruines y de la peor calaña.
Engañar es algo perverso
no es nada inteligente
y al que le gusta engañar
es un ser muy prepotente.
El engaño está cargado
de muy malas intenciones
y el que engaña debe sufrir
las más severas sanciones.
Todo el que práctica el engaño
lo hace con premeditación
y siempre actuará así
porque es su condición.
Todos esos hombres que engañan
y disfrutan haciendo males,
son muy hábiles engañando
porque son profesionales.
Alejandro Díaz Quero
Villa de Cura,11/04/2025.