Estar vivo con un pasado que me acecha
con sueños que no se quieren dormir,
con lágrimas que se saben verdaderas
y un pasado que yo no lo pude elegir.
Ver a mi sombra entre cosas siniestras
con sentimientos que no puedo fingir,
con mi alma atrapada en la tristeza
y pecados que no los puedo yo decir.
Recuerdos para abrir esas puertas
con las ausencias en una tarde de abril,
con un tiempo que a nadie lo espera
y un presente donde ya no puedo reír.
Tener mis manos vacías de piedras
con un mar inmenso delante de mí,
con el pensamiento vacío de ideas
y yo sin ganas de querer escribir.
Respirar un aire de cosas complejas
con una prisión que no me deja huir,
con el corazón latiendo sus penas
y mi mundo que ya no lo es para mí.
Llevo una cruz de todas mis miserias
con un dolor que no lo llego a sentir,
con mis pies que no dejan sus huellas
y una fe que hace ya mucho la perdí.
Escondido entre mentiras verdaderas
con días que siempre se pintan de gris,
con noches de perdidas estrellas
y yo sin emociones nuevas que parir.
Inmolado en esta pobre presencia
con toda mi humanidad estoy aquí,
con el universo dando vueltas
¡Y yo que aún no me puedo morir!