David Galán Parro

¡Soy tu puta!

«¡Soy tu puta!» me dices

y tus labios no lo pronuncian

porque reniego de que sean ellos

los que te degraden.

Yo te salvaré de mi lascivia, pienso

y luego me descubro egoísta al pensarlo

¿Por qué negar tu libre manera?

«¡Soy tu puta!» vuelves a decir

y es una implacable piedra 

que da en el centro de mi vergüenza

y es mi vergüenza el espejo en el que se mira

el rey moralista que me habita

encadenado a la sombra de un onanismo reprobable

¿Por qué no tumbar su oscuro reinado?

«¡Soy tu puta!» repites,

«Haz conmigo lo que quieras,

has pagado mucho por mí

¡Fóllame!»

y son palabras tiernas

que alivian poco a poco 

mis viejas heridas

y me renuevan y me traen la paz

y toleran lo que creía

sucios rincones inconfesos

y me regalan la belleza insospechada 

de la mujer que me redime y amo,

de la mujer que me disfraza de crápula,

y que ahora hago al fin mi puta.

 

David Galán Parro