¡Oh! Amor, admiro tu silencio
porque en él ocultas tu desprecio,
y escucho en mi oído
el silencio de tu olvido,
y a mi esencia cuido,
defendiendo el alma mía,
de tu daño y menosprecio.
Me gusta cuando el cielo brilla
en la soledad de mi destino,
porque salgo a tu encuentro
en el abandono del remanso
de mi mar perdido,
y tus pasos que aun se escuchan
en aquella lejanía,
y las voces grises y sombrías
que de mi surgían,
y que se perdieron en la nada,
como se pierde la sonrisa,
como se pierden las nubes grises
en el resplandor de la alborada.