Dulce cariño,
Cálido hecho de plumas y ciervo abrigo.
Inocentes pupilas alargadas cómo un niño.
Caminos azules llenos de calor,
mi platino en ellos hará clamor.
Te amo, amor.
Te adoro, amor.
¿Entonces, porque me llenas de dolor,
amor?
Acaramelado,
Numeraciones pero no tuyas.
¿No que tú y yo éramos el destino?
¿Me estás ignorando?
¿O solo a mi amor te estás negando?
Quizás una flecha en el bosque de ardor
ella a ti te encontró llorando.
Heridas heladas en tus patas por mi tenias,
tu pelaje no lo estaba cuidando
y cómo yo no pude hacerlo, tu inocencia,
ella no cruzo con sangre y te mostró amor.
Dulce cariño,
acaramelados ojos tienes, amor.
Siempre supe que te irías:
ningún árbol abraza al musgo,
ni a la dulzura falsa de una infatuación cómo la mía.
Yo debería estar al sol, quieta, olvidando, a ti.. pero amor.
Inolvidable es tu aroma salvaje,
tu hocico buscándome en la niebla,
pero mis pupilas solo se abrían a la flor.
Ahora no poder rodear tus costillas me da pavor.
Quisiera sentirlas, una por una, como ramas finas,
y en su crujir, besarte.
Al fin y al cabo, dulce ciervo,
haría cualquier cosa
por ver esas almendras brillando otra vez hacia mí,
mi bello amor.