Acariciaba la pared de agua,
ternura implícita,
melancolía guardada,
escuchaba solícita…
era ilusión de cristal.
En su tacto fluía la tregua,
el lienzo nunca dijo tanto,
lejos del delirio y del llanto,
el corazón es un manantial,
pletórico, hermoso y brutal.