A la filosofía,
¡Oh, si me miraran tus ojos,
Sublime y bella Sabiduría,
Y si a tus ojos la poesía
Deleitara tus labios rojos,
No temas y con algarabía
Ven y no permitas despojos!
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¡Oh, cuán inmenso es el amor,
Si de amor se habla en el mundo,
Pero hay en el mundo tanto dolor
Porque solo se ama un segundo!
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Mas eterno es mi amor
A sus ojos brillantes
A su verdad radiante
Y a su dulcísimo resplandor.