Nalia

The whale

Oh, mi pequeña, mi pobre y dulce ballena,

pobrecita de tus arterias,

ya no pueden soportar

el frío desbordante

en la orilla de tu corazón.

 

Mis ojos se aguan al verte,

tan triste y cansada.

Tanto dolor cargas

antes de dar tu último adiós.

 

Eres hermosa, sobrenatural,

pareces sacada de una película,

pero en ellas solo te muestran

como algo pasajero,

como un monstruo que puede asustar.

 

Tienes tanto peso sobre tu aleta

que cada día más

te hundes en las profundidades.

Eres una de las últimas,

condenada a recorrer mares y mares

buscando paz,

llevando vida y armonía

dondequiera que vas.

 

Pero, pobrecita mía,

sé que llegarás a la orilla,

agotada de tanto nadar.

Tus ojitos querrán cerrarse,

y cuando lo hagan,

sin saberlo, volverás al mar.

 

Quizás nunca sepas

que tu carne y tus huesos

se hundirán en las aguas

donde otros te devorarán,

 

y aún así,

en tu muerte,

al océano vida traerás.