Federico Mendo Sánchez

YO ESTUVE ALLÍ SEÑOR  

 

Señor, yo estuve allí cuando te crucificaron,

cuando en silencio y en humildad implorabas,

Señor, fueron muchos los que te azotaron,

pero yo estaba allí y también me mirabas.

 

Tu humildad de soberano siempre iba contigo,

en el largo camino que al Gólgota te llevaba,

muchos te clamaban yo estuve como tu amigo,

no pude hacer nada a pesar que yo allí estaba.

 

Te clamaban mucho Señor y otros te lloraban,

pues era la impotencia de no poder hacer nada,

con humildad paso tras paso los judíos te llevaban,

y sin decir nada el calvario era tu última morada.

 

Tu humildad nos entregaste como ejemplo Señor,

todos los días y también al llegar aquella tarde,

esa obediencia que en el mundo ha perdido su valor,

ya nadie lo emplea, tan solo es una leña que arde.

 

Por eso Señor, perdóname, por mí te crucificaron,

por mis pecados y por darle al mundo la felicidad,

aunque esa tarde fueron muchos los que te lloraron,

pero pocos son los que reconocen tu gran humildad.

 

Yo estuve allí Señor y no pude hacer nada,

yo vi como tu vestimenta se repartían Señor,

vi tu trago amargo, vi tu súplica, vi tu mirada,

pero no pude hacer nada y ese es mi dolor.