En el sabor inmóvil de la noche,
Entra y posee mi mente,
En cóncavos ausentes,
de delirios presentes,
Soy un fósil inerte…
En posición esquiva…
Huésped de mi misma,
Con mis huecos en espasmos bostezantes,
Y mi voz…ahogada en el silencio,
Mi cuerpo navegable…
Y erecto el pensamiento,
En este ebrio baldío de horas,
Entre, las fugas de mi memoria,
…y en el margen de mis pupilas…
Se dibuja y desdibuja una mirada,
Me toma la conciencia,
Se apodera de ella… mientras yo…
Me despellejo de la ausencia,
Se hace habitante de mi calma,
Y se tara mi conciencia,
Un rato apenas…se apodera de mi llama,
Toda mi llama…te abisma…
Mana lava y corona rocío,
En el albur y los confines de la noche,
En el moho que orbita el crepúsculo,
Un relámpago, o una rompiente,
Una oruga o una mariposa,
Una libélula de medula
Un doce años, y un jarabe de vainilla,
Un alimento equivocado o equilibrado,
Un espejismo, o un paradigma,
Un escrito lírico-poético,
Un delirio épico-epiléptico,
Sed viva…psíquica,
Bermellón vivo…cráter,
La idea, y la erupción…ni dragan…ni dejan llaga,
Devora mis más recónditos secretos,
Y aprendo a caminar por los muros de cuerpo
Con mis ojos carceleros, observando desde un ángulo,
Se emborrachan y marean de oraciones…
que roen un instante de silencio…
En estas removidas grietas,
La infrecuencia eufonica de este arco-iris de letras,
Un extenso y entreabierto conclave…
Encéfalo-orgásmico.