Jaime Correa

VIA CRUCIS - Gerardo Diego

Hoy les dejo : VIA CRUCIS - Gerardo Diego

Declamado por mi amiga:  Carmen Gutiérrez Tamayo. Principat d\'Andorra - España

 

PRIMERA ESTACIÓN
Jesús es condenado a muerte

SEGUNDA ESTACIÓN
Jesús con la Cruz a cuestas

TERCERA ESTACIÓN
Jesús cae por primera vez

CUARTA ESTACIÓN
Jesús se encuentra con su Madre

QUINTA ESTACIÓN
El Cireneo ayuda a Jesús a llevar la Cruz

SEXTA ESTACIÓN
La Verónica enjuga el Rostro de Jesús

SÉPTIMA ESTACIÓN
Jesús cae por segunda vez

OCTAVA ESTACIÓN
Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén

NOVENA ESTACIÓN
Jesús cae por tercera vez

DÉCIMA ESTACIÓN
Jesús es despojado de sus vestiduras

UNDÉCIMA ESTACIÓN
Jesús es clavado en la Cruz

DUODÉCIMA ESTACIÓN
Jesús muere en la Cruz

DECIMOTERCERA ESTACIÓN
Jesús es bajado de la Cruz y entregado a su Madre

DECIMOCUARTA ESTACIÓN
Jesús es puesto en el Sepulcro

VIA CRUCIS
(Gerardo Diego. 1924)

1a Estacion.

Jesús sentenciado a muerte.
No bastan sudor, desvelo,
cáliz, corona, flagelo,
todo un pueblo a escarnecerte.
Condenan tu cuerpo inerte,
manso Jesús de mi olvido,
a que, abierto y exprimido,
derrame toda su esencia.
Y a tan cobarde sentencia
prestas en silencio oído.

Y soy yo mismo quien dicta
esa sentencia villana.
De mis propios labios mana
ese negro veredicto.
Yo me declaro convicto.
Yo te negué con Simon.
Te vendí y te hice traición,
con Pilatos y con Judas.
Y aun mis culpas desanudas
y me brindas el perdón.

(Gerardo Diego)

2a Estacion.
Jesús con la cruz a cuestas.

Jerusalén arde en fiestas.
Que tremenda diversión
ver al Justo de Sion
cargar con la cruz a cuestas.
Sus espaldas curvas, prestas
a tan sobrehumano exceso,
y, olvidándose del peso
que sobre su hombro gravita,
con caridad infinita
imprime en la cruz un beso.

Tu el suplicio y yo el regalo.
Yo la gloria y Tu la afrenta
abrazado a la violenta
carga de una cruz de palo.
Y así, sin un intervalo,
sin una pausa siquiera,
tal vivo mi vida entera
que por mi te has alistado
voluntario abanderado
de esa maciza bandera.

(Gerardo Diego)

3a Estación.

Jesús cae por primera vez.
A tan bárbara congoja
y pesadumbre declinas,
y tus rodillas divinas
se hincan en la tierra roja.
En vano un auxilio imploras.
vibra en rafagas sonoras
el latigo del blasfemo.
Y en un esfuerzo supremo
lentamente te incorporas.

Como el cordero que viera
Juan, el dulce evangelista,
así estas ante mi vista
tendido con tu bandera.
Tu mansedumbre a una fiera
venciera y humillaria.
Ya el cordero se ofrecía
por el mundo y sus pecados.
Con mis pies atropellados
como a un estorbo le heria.

(Gerardo Diego)

4a Estación.
Jesús encuentra a su Santísima Madre.

Se ha abierto paso en las filas
una doliente Mujer.
Tu Madre te quiere ver
retratado en sus pupilas.
Lento, tu mirar destilas
y le hablas y la consuelas.
¡Como se rasgan las telas
de ese doble corazón!
¡Quien medirá la pasión
de esas dos almas gemelas!

¿Cuando en el mundo se ha visto
tal escena de agonía?
Cristo llora por Maria.
Maria llora por Cristo.
¿Y yo, firme, lo resisto?
¿Mi alma ha de quedar ajena?
Nazareno, Nazarena,
dadme siquiera una poca
de esa doble pena loca,
que quiero penar mi pena.

(Gerardo Diego)

5ª Estación.
Jesús es ayudado por Simón Cireneo.
Ya no es posible que siga
Jesús el arduo sendero.
Le rinde el plúmbeo madero.
Le acongoja la fatiga.
Mas la muchedumbre obliga
a que prosiga el cortejo.
Dure hasta el fin el festejo.
Y la muerte se detiene
ante Simón de Cirene,
que acude tardo y perplejo.

Pudiendo, Jesús, morir,
¿por que apoyo solicitas?
Sin duda es que necesitas
vivir aun para sufrir.
Yo también quise vivir,
vivir siempre, vivir fuerte.
Y grite:- Alejate, muerte.
Ven Tu, Jesús cireneo.
Ayúdame, que en ti creo
y aun es tiempo de ofenderte.

(Gerardo Diego)

6a Estación.
La Verónica enjuga el rostro de Jesus.

Fluye sangre de tus sienes
hasta cegarte los ojos.
Cubierto de hilillos rojos
el morado rostro tienes.
Y al contemplar como vienes,
una mujer se atraviesa,
te enjuga el rostro y te besa.
La llamaban la Verónica.
Y exacta tu faz agónica
en el lienzo queda impresa.

Si a imagen y semejanza
tuya, Señor, nos hiciste
de tu imagen me reviste
firme a olvido y a mudanza.
Sera mayor mi confianza
si en mi alma dejas la huella
de tu boca que nos sella
blancas promesas de paz,
de tu dolorida faz,
de tu mirada de estrella.
(Gerardo Diego)

7a Estación.
Jesús cae por segunda vez.

Largo es el camino y lento,
y el Cireneo se rinde.
el se ha trazado una linde
en su oscuro pensamiento.
Mientras disputa violento,
deja que la cruz se hunda
total, maciza , profunda,
sobre aquel único hombro.
Y como un humano escombro
cae Jesús, por vez segunda.

¿Otra vez, Señor, en tierra,
abrazado a tu estandarte?
Ese insistente postrarte
¿que oculto sentido encierra?
Mas ya te entiendo. En la guerra
por ti luchando, transido
caeré en tierra y malherido,
¿y no ha de alzarme ya mas?
Yo se que Tu me daras
la mano, si te la pido.

(Gerardo Diego)

8ª Estación.
Jesús habla a las hijas de Jerusalen.

Que vivo dolor aflige
a estas mujeres piadosas,
madres, hermanas, esposas,
sin culpa del crucifige.
Jesus a ellas se dirige.
Sus palabras, oídlas bien.
-Hijas de Jerusalén .
Llorad vuestro llanto, si,
por vosotras, no por mi.
Por vuestros hijos también.

Por nosotros mismos, cierto.
Pero ¿quien por ti no llora?
Haz que llore hora tras hora
por mi tibio y por ti yerto.
Riegame este estéril huerto.
Quiebrame esta torva frente.
Abreme una vena ardiente
de dulce y amargo llanto,
y espanta de mi este espanto
de hallar cegada mi fuente.

(Gerardo Diego)

9ª Estación.

Jesús cae por tercera vez.
Ya caíste una, dos veces.
La rota túnica pisas
y aun entre mofas y risas
tendido a mis pies te ofreces.
Ya no se a quien me pareces,
a quien me aludes así.
No se que haces junto a mi,
derribado con tu leno.
Yo no se si ha sido un sueno
o si es verdad que te vi.

Y yo caigo una, dos, tres,
y otra vez mas, y otra, y tantas.
Siempre tus espaldas santas
me sirvieron de paves.
Ahora siento bien cual es
la razón de tus caídas.
Si. Porque nuestras vencidas
almas no te tengan miedo
caes, oh humilde remedo,
y a abrazarte las convidas.

(Gerardo Diego)

10ª Estación
Jesús es despojado de sus vestiduras.

Ya desnudan al que viste
a las rosas y a los lirios.
Martirio entre los martirios
y entre las tristezas triste.
Que sonrojo te reviste,
como tu rostro demudas
ante aquellas manos crudas
que te arrancan los vestidos
de sangre y sudor tenidos
sobre tus carnes desnudas.

Bella lección de pudores
la que en este lance dictas,
tus candideces invictas
coloridas de rubores.
Tu, que has teñido las flores
de tintas tan sonrosadas,
que en las castas alboradas
las nubes vistes de oro,
ay, devuelveme el tesoro
de mis flores marchitadas.

(Gerardo Diego)

11ª Estación.

Jesús es clavado en la cruz.

Por fin en la cruz te acuestas.
Te abren una y otra mano,
y un pie y otro soberano,
y a todo, manso, te prestas.
Luego entre Dimas y Gestas,
desencajado por crueles
distensiones de cordeles,
te clavan crucificado
y te punzan el costado
y te refrescan las hieles.

Y que esto llegue es preciso
y así todo se consuma,
y, a la carga que te abruma,
el cuello inclinas sumiso.
-Conmigo en el paraiso
seras hoy- al buen ladrón
prometes. Tierna lección
las de tus palabras ciertas.
Toma mis manos abiertas.
Toma mis pies: tuyos son.

(Gerardo Diego)

12ª Estación.

Jesús muere en la cruz.
Al pie de la cruz Maria
llora con la Magdalena,
y aquel a quien en la Cena
sobre todos prefería.
Ya palmo a palmo se enfría
el dúctil torso entreabierto.
Ya pende el cadáver yerto
como de la rama el fruto.
Cúbrete, cielo de luto
porque ya la Vida ha muerto.

Profundo misterio. El Hijo
del Hombre, el que era la Luz
y la Vida muere en cruz,
en una cruz crucifijo.
Ya desde ahora te elijo
mi modelo en el estrecho
transito. Baja a mi lecho
el dia que yo me muera,
y que mis manos de cera
te estrechen sobre mi pecho.

(Gerardo Diego)

13ª Estación.

Jesús es bajado de la cruz.
He aquí helados, cristalinos
sobre el virginal regazo,
muertos ya para el abrazo,
aquellos miembros divinos.
Huyeron los asesinos.
Que soledad sin colores.
Oh, Madre mía, no llores
¡Como lloraba María!
La llaman desde aquel dia
la Virgen de los Dolores.

¿Quien fue el escultor que pudo
dar morbidez al marfil?
Quien apuró su buril
en el prodigio desnudo?
Yo, Madre mía, fui el rudo
artifice, fui el profano
que modele con mi mano
ese triunfo de la muerte
sobre el cual tu piedad vierte
cálidas perlas en vano.

(Gerardo Diego)

14ª Estación.

Jesús es bajado de la cruz.
Fue José el primer varón
que a Jesús tomo en sus brazos,
y otro Jose en tiernos lazos
le estrecha de compasión.
Con grave, infinita unción
el sagrado cuerpo baja
y en un lienzo le mortaja.
Luego le da sepultura
y una piedra en la abertura
de la roca viva encaja.

Como póstuma jornada
de tu vía de amargura,
admiro en la sepultura
tu heroica carne sellada.
Señor, ya no queda nada
por hacer. Señor, permite
que humildemente te imite,
que contigo viva y muera
y en luz no perecedera
que como Tu resucite.

Gerardo Diego. 1924