Volver a ti
al horizonte de tu piel,
como el rojo enardecido
que regresa, cada tarde,
al silencio del ocaso.
Mi alma es un lirio azul
que despierta en tu recuerdo,
un farol encendido
en la cruz de la esperanza.
Volver a ti,
con la luz de la alborada,
cuando el alma de la niebla
me susurra antiguos versos
y el amor se hace palabra.
Volver a ti,
como el río a su lecho,
como la luna al mar dormido,
como el verso que se abraza
al abismo de un latido.
Volver a ti,
para vencer los inviernos,
encender la luz del pecho
y habitar, aunque en silencio,
la promesa de tu fuego.